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7 de des. 2013
¡Buenas noches a todos!

Para los que, hace unos meses, no podíais entender CAOS, ahora no tenéis excusa así que leédlo. Yo me despido por hoy... (Si hay problemas de corrección y pequeños errores... se me deben de haber pasado. Ya los iré corrigiendo, lo prometo)


Caos.
P
or todas partes la gente corre y huye de la sombra que las bombas y los disparos crean a su alrededor. Niños, y niños que no son tan niños, se deshacen entre lágrimas porque no entienden lo que está pasando. Un grupo de personas asustadas busca refugio para no ser cazado por el lobo hambriento de la guerra. Entre las calles estrechas de la ciudad vislumbran un refugio y se lanzan hacia él. La nueva cometida de disparos hace caer, abatidos, a tres. Los otros, como si el viento los azotara, corren hasta el refugio dejando atrás a sus compañeros y las últimas fuerzas que les quedaban. Cierran la puerta antes de que llegue otra ráfaga que es lanzada con furia contra los resistentes. Durante cinco minutos infernales, un rojo encendido ocupa el cielo de la ciudad y las grandes ráfagas de disparos cortan el vacío silbando de rabia. Pasado un tiempo eternamente largo, la calma y el silencio se hacen dueños y señores de la ciudad, son las once de la noche y, por fin, un momento de relativa tranquilidad va desdibujándose lentamente. Dentro de las casas, silencio. Dentro de los refugios, también. Afuera, un hedor a sangre fresca y muerte acaricia las fachadas de las casas desnudas que enseñan sus entrañas.
E
n el refugio la gente no se conoce, nadie encuentra a su familia y los pocos que la conservan no se atreven a salir para rechazar a los falangistas. Pero las provisiones que hay en los refugios se están agotando demasiado rápido. Se miran todos aterrorizados y mientras van pasando los minutos como losas, lentamente, el grupo reducido de persones van cayendo en un sueño que no tardará en romperse.
U
n niño que no consigue dormir ni descansar sus cansados ​​mĂşsculos abre los ojos en medio de la penumbra de la estancia. Se levanta pausadamente del lugar donde estaba y va buscando a tientas las escaleras que dan a la calle. Sus dedos tocan el arrogante tacto del hierro oxidado del mango de la trampilla. Apoya la oreja en los tablones de madera hĂşmeda e intenta captar ruido de disparos. Ni uno. Decide abrir la trampilla para salir al exterior pero el candado que protege la entrada del refugio le impide abrir. Forcejea con la puerta en vano y, finalmente, se dispone a dejar la inĂştil batalla entre Ă©l y el candado. Mientras baja las escaleras, vislumbra una silueta que debido al revuelo se ha desvelado. Es un hombre corpulento, de cara ancha y mentĂłn prominente. Lo mira con recelo. El chico, sintiĂ©ndose atrapado, se disculpa de su ingenuo intento y se dirige de nuevo a su rincĂłn donde vuelve a intentar soñar despierto.
E
l ruido estridente de la alarma despierta a todo el grupo de golpe. Fuera vuelve a estallar el escenario belicoso con más fuerza que antes. Una anciana comienza a llorar incansablemente, el hombre corpulento la abraza y ambos se funden consolándose mutuamente en un abrazo. Otro hombre, enjuto y con cara de pocos amigos, abre el candado para observar el panorama exterior. Los 'nacionales' se han escondido dos esquinas más allá pero el telón negro de la oscura noche los cubre. El niño, asustado, se lanza hacia la trampilla, la abre y sale corriendo. Su cara desfigurada de terror palidece de golpe y el cuerpo inerte del joven cae. Ni siquiera la otra gente del grupo ha tenido la oportunidad de escuchar la lluvia de plata que ha cosido el niño. El cuerpo queda en el suelo y la sangre brota como si de una fuente se tratara, la luna vela el joven sin vida1. La mujer que antes lloraba cae al suelo y se coge las manos y se las lleva a la cara mientras suelta un aullido a la medianoche como un lobo herido. Algunos lloran silenciosamente como si tuvieran miedo de perder una lágrima más, otros, miran fríamente la escena de la vieja. Sin embargo, hay otros que simplemente no hacen nada y se resignan a la suerte que la Guerra les ha dado.
H
an pasado treinta minutos desde que el niño ha muerto y una chica joven que ha conseguido reencontrarse con su enamorado siente que le ruge la tripa. Rápidamente todos se dan cuenta de que tienen un apetito voraz mientras, de fondo, se siente una orquesta de estómagos que piden comida. Algunos voluntarios se ofrecen para ir escaleras abajo al almacén y mirar si hay algunos víveres para poder comer. El hombre corpulento, seguido de dos más bajan.
U
na fuerte corriente de aire surge de entre la penumbra del refugio. A continuación, un penetrante olor a recluido y a humedad inundan toda la cámara. Casi no se puede respirar. Los tres hombres se disponen a bajar las escaleras en dirección al almacén. Palpan la barandilla de las escaleras y van guiándose hasta el último escalón, que culmina con un fuerte golpe de madera podrida. El hedor a humedad aún se hace más intenso y los hombres, avanzando a ciegas, llegan a una pared llena entapizada de hongos y musgo. El hombre corpulento les dice a los demás que busquen algún mueble o cualquier caja para mirar si contiene comida. Los tres hombres, por separado, van resiguiendo la sala. De repente, uno de los hombres topa con un armario. Lo palpa en busca de la puerta y toca algo pegajoso antes de abrir la cerradura. El objeto extraño cae al suelo con un ruido amortiguado por una almohada de musgo florido. El ruido hace erizar los pelos de punta a los tres hombres. Uno de ellos se acerca y se agacha para averiguar qué es lo que ha caído. Casi instantáneamente suelta el objeto que cae. otra vez, con un fuerte estridente roto en varios fragmentos. Los otros se preguntan el porqué de aquella extraña reacción, y cuando al fin comprenden lo que les dice el hombre, entienden que lo que había tocado era una calavera humana, una calavera reciente agujereada por la humedad y devorada por las ratas.
A
rriba, la espera se hace eterna y algunos ya no pueden aguantar mucho más. La mujer vieja que antes lloraba está quieta y no dice nada. El hombre Delgado se acerca sigilosamente hacia ella y da un paso atrás, asustado. El leve contacto gélido de la mano de la anciana le confirma que su débil pulso ha dejado de escucharse. Nadie más ha notado la ausencia de la vieja y el hombre vuelve a su sitio, vigilando la trampilla. Mientras tanto, afuera está a punto de estallar un nuevo día largo y duro....
U
n niño con su madre son perseguidos por los 'nacionales'. La madre tiene el hijo de la mano y corren escabulliéndose entre las calles laberínticas de la ciudad. Giran a la derecha para esquivar otro grupo de la represión que, al verlos, inicia su persecución contra los dos individuos. El niño no siente las piernas del daño que le hacen pero no se rinde. No obstante, la madre, débil y desnutrida, cae al suelo sin poder levantarse. El niño se detiene e intenta coger a la madre y llevársela fuera de peligro. El brillo del sol se refleja en el fusil. Un disparo. La madre ve como su hijo cae al suelo como un plomo. El agujero de la bala se deja ver a través del cráneo y antes de que la sangre comience a brotar el segundo disparo mata a la madre y los dos quedan tendidos en el suelo en medio de un mar rojo que ondea, en medio de la calle, brillante e incandescente por la luz del sol....
E
l nerviosismo se hace visible entre los tres hombres que, tras el duro encuentro con la calavera, se ha apoderado de ellos. Finalmente, uno mete la mano en el armario abierto y después de remover hasta el fondo saca cuatro manzanas medio podridas y las guarda. Vuelve a meter, esta vez las dos manos, y saca cinco más con una botella de un líquido que parece agua. Dentro del armario nada más, sólo restos de comida y alguna rata muerta. Mientras acaban de registrar la despensa, uno de los otros hombres encuentra un trozo de pan duro como una roca, dos trozos de embutido y algunas naranjas. Los tres hombres salen de la despensa y suben arriba, donde es todo el grupo, para poder racionar las pequeñas provisiones que les quedan.
C
uando suben las escaleras parece que un velo de un terrible silencio fĂşnebre cubra toda la cámara. Nadie habla, pero nadie duerme salvo el niño pequeño que se apoya en el pecho de su madre. Todo el mundo mira a ambos lados buscando de alguna manera ser invisibles dentro de este mundo, dejar desvanecerse como el polvo cuando sopla el viento. Un trueno los despierta a todos de golpe, el dĂ­a ha comenzado con un nuevo intercambio de golpes y disparos, fuera rebeldes y fascistas se desatan en un duelo cruento y sanguinario. El niño pequeño comienza a llorar. Enseguida la madre le tapa la boca impidiendo que el niño emita ningĂşn gemido más. Todos permanecen en silencio rezando para que los 'rojos ', que parecen estar muy cerca, no hayan oĂ­do el sollozo de la criatura. Pasados ​​los angustiosos minutos, los hombres racionan la comida dando prioridad a los jĂłvenes y ancianos. Cuando uno de ellos se acerca a la vieja, percibe que ya está en otro mundo y, cuidadosamente, coge el cuerpo y lo deja en un rincĂłn apartado, le hace una seña en señal de oraciĂłn y se olvida de Ă©l tal y como la guerra deja tras de sĂ­ rastros anĂłnimos.
D
urante toda la tarde se han estado escuchando pistolas y fusiles que dejaban salir disparos cargados de dolor y rabia. Cuando finalmente parece que fuera hay una tregua, uno de los hombres decide montar un grupo para ir a buscar provisiones porque, de las que disponĂ­an,  algunas no se han podido aprovechar debido a su mal estado. El hombre pregunta al reducido grupo de gente quiĂ©n quiere acompañarlo. Unas manos asustadas y dispersas surgen entre la oscuridad. El hombre corpulento, el delgado, otro de cuerpo atlĂ©tico y el joven que tiene su amada a su lado, se ofrecen voluntarios para la peligrosa misiĂłn. La chica intenta convencer a su enamorado para que se quede con ella fuera de peligro, en el refugio. Llorando, la chica ve que en vano está intentando que se quede su amado y sin que sea visto, el chico suelta lágrimas de dolor, un dolor que le dice que será la Ăşltima vez que vea a su novia. Decide acercársele, le da un beso, largo, cálido y lleno de amarga esperanza. Finalmente, el chico deshace el hechizo de aquel beso y lo sella para siempre en los labios de su amada hĂşmedos por las lágrimas saladas que no paran de deslizarse por su cara .
L
os cuatro hombres se disponen a marchar cuando la medianoche cae sobre la ciudad, solo con la protecciĂłn de un antiguo fusil i un revĂłlver con cuatro balas que han podido reunir dentro del refugio.
E
n medio de la negra noche unos soldados fascistas ven salir un pequeño grupo de hombres de una trampilla del lado de una casa en ruinas. El grupo de fascistas se divide en dos, unos cuantos deciden seguir desde muy cerca a los individuos, que parece que van armados de armas pero también de miedo. Cinco se van del grupo sin vacilar y como las sombras de los propios cuatro hombres del refugio les siguen entre las calles de casas danzantes. Once hombres se quedan, para vigilar el refugio. Decidirán atacar al amanecer, cuando la ciudad y los resistentes apenas despierten adormecidos en medio de la niebla matutina.
E
l sol aún no ha salido y los once hombres, ya armados y preparados corren en dirección al supuesto refugio de donde salieron los cuatro hombres. Susurran palabras y órdenes inteligibles entre ellos. Al cabo de unas cuantas discusiones uno más joven, de unos diecinueve años coge un fusil de combate y apunta hacia la trampilla. Una ráfaga de disparos agujerea la trampilla dejando entrever una cámara en completa penumbra. Los soldados entran rápidamente dentro creando un escenario caótico.
L
os gritos del niño pequeño se oyen sonoramente entre todas las calles azotando el aire como una melodía infernal. Los tres hombres del refugio, atados de manos y pies, caminan hacia el refugio. Los cinco 'nacionales' los tienen inmovilizados para que no huyan corriendo. Tienen las caras desfiguradas por la intensa lucha que han tenido durante la noche con los cinco soldados. En falta uno, el hombre corpulento ya no está, un tiro le ha agujereado en el estómago y murió desangrado, en plena calle, en la noche más oscura de su vida. Caen lágrimas de resignación, resignación al saber que será el fin de su vida. Los tres hombres cada vez se acercan más a su final escrito en sangre.
D
entro del refugio los tiros y los llantos del niño despiertan a todos los refugiados de un salto. De repente, el caos se apodera de todo y los hombres, casi una docena, bajan por las escaleras y reducen el personal en un santiamén. Sólo quedaban dos mujeres, el niño pequeño y una pareja mayor, que no ofrecen gran resistencia a los soldados. Al cabo de unos minutos están todos atados de manos y pies, el niño ya no llora una bala de plata le ha hecho callar y su madre, aunque alterada, se encuentra en pleno estado de shock.
L

a luz deslumbra las pupilas acostumbradas a la oscuridad de los refugiados. Los rayos del Sol entran sin piedad en medio del día sereno iluminando la escena. Los refugiados están dispuestos en fila india. Los falangistas se acercan a ellos y les cubren la cabeza con un trozo de tela, impidiéndoles ver lo que sucederá. Los pasos del general hacen eco en toda la plaza. Decenas de soldados miran fríamente la escena. Unos susurros se escuchan en medio de la multitud. Un grito autoritario manda callar a todos los presentes. Levanta el dedo y siete centinelas se ponen a diez metros de los refugiados. Cogen los rifles, la mitad con temblor asustada, la otra mitad con una determinación que da miedo de verla reflejada en sus ojos. Un gesto, una mirada. Los dos enamorados se cogen la mano enlazando los dedos. El matrimonio grande intenta mirar, pero no ven nada más que una bolsa que les tapa la visión. Los otros lloran. La madre ya no tiene nada que perder e intenta parecer segura de sí misma en ese último instante. Otro gesto. Los gatillos se pulsan. Las balas salen en línea recta hacia su objetivo. Uno, dos, tres, cuatro... hasta siete cuerpos caen con un golpe seco en el suelo. Siete rostros aún calientes que miran con los ojos vacíos una esperanza que les ha fallado y se quedan allí en el suelo mientras los soldados se dispersan y se van, silbando, sin mirar el rastro de muerte que dejan tras de sí, cobardes de ver la auténtica atrocidad que han cometido. En medio de la plaza, las siete historias sin nombre. Las siete historias bajo un Sol de infierno.

Crivi :)
6 de des. 2013
¡Buenas noches queridos lectores que aĂşn aguantáis mis ausencias!

Esta noche, - y triste dĂ­a por la pĂ©rdida de una persona de incalculable valor: Nelson Mandela- voy a dejaros con un trocito, y sĂ­ digo trocito porque lo es, de LHDH. Si sois astutos verĂ©is que mi forma de escribir ha cambiado un poco (y creo que para mal) estos Ăşltimos dĂ­as. Y es que, chicos, ¡hay que leer para poder escribir! Y si soy sincera, no he leĂ­do mucho... Me da rabia, pero no hace falta que os lo explique. 
Os dejo, sin más dilaciones, que intentĂ©is disfrutar (o simplemente dejaos caer en mi blog) de mi querida LHDH4 (que me he dejado un trocito más para mañana o pasado mañana...) 

Llegamos al instituto. Era un triste edificio gris prefabricado y transmitía frío y tristeza. Tenía tres plantas contando la principal y aún se estaba construyendo el gimnasio, con el mismo modelo alegre y jovial que tenía todo el edificio del instituto. La niebla espesa cubría el resto del edificio haciéndolo aún más lúgubre y triste. Amontonándose a las puertas abiertas del instituto, pequeñas riadas de compañeros y profesores iban entrando, como si de una procesión se tratase, en el patio del instituto.

El examen era a segunda hora. El libro: El Lazarillo de Tormes. Fantástico. Además era en castellano antiguo y lo poco que me había leído se me había olvidado o, simplemente, formaban parte del gran torbellino que en estos momentos no paraba de girar en mi mente.

Cuando entré en clase -mi amigo iba en otra- me senté, como de costumbre en la última fila. Ahora me tocaba aguantar cual alumna normal y corriente sin alertar a mis compañeros. Siempre me ponía detrás, en parte porque era alta y los altos, por defecto, iban detrás (aunque tuvieras miopía), y por otra, porque me encantaba perderme durante las clases en mi mundo, dibujando, escribiendo o, a veces, leyendo libros que me traía. No es que fuera mal estudiante, simplemente me aburrían algunas clases, y yo, como no podía estar aburrida, necesitaba divertirme con otro tipo de asignaturas, en este caso, optativas.


Entonces llegĂł mi profesora de inglĂ©s. Se llamaba Vanesa, y dentro del profesorado de mi instituto, era una de las profesoras que más me gustaba. EmpezĂł a hablar en inglĂ©s y fue entonces cuando mi mente dejĂł de prestar atenciĂłn para seguir torturándome con los recientes sucesos. ¿CabĂ­a aĂşn la posibilidad de que todo fuera un sueño? ¿PodĂ­a estar yo en la cama presa de una turbulenta y rebuscada pesadilla? IntentĂ©, y por un minuto creĂ­, que podĂ­a ser un sueño. Pero en unos segundos, me percatĂ© de que de esta pesadilla no volverĂ­a ya a salir nunca más.

Soñando me voy y soñando escribo nuevos versos...
¡AdiĂłs pequeños lectores!
5 de nov. 2013
¡Hola gente!

Hace exactamente un mes y un dĂ­a que no hago un post. ¿Pero esto quĂ© es? Merezco un tirĂłn de orejas. ¿CĂłmo puedo dejar de lado mi blog con lo que me gusta? Os prometo que ahora harĂ© algunos posts seguidos porque estoy escribiendo cosas por aquĂ­ y por allá. Os adelanto: Vamos a tener nueva entrega de La HabitaciĂłn de Hielo (LHDH4) que podĂ©is seguir en la parte de arriba de mi blog donde pone, claramente, La HabitaciĂłn de Hielo. Este va a ser quizá el plato fuerte, asĂ­ que no lo voy a publicar el primero. Luego voy a hacer Garlandes de Nadal, lo siento por los que no entienden el catalán, pero de momento este escrito va a ser en catalán hasta que lo traduzca (al igual que LHDH es en castellano y no en catalán) asĂ­ que no vais a entenderlo, lo siento, de verdad, voy a traducirlo en cuanto pueda. Hoy hago becquerianos nocturnos y más adelante harĂ© otra. Y ya para terminar voy a ver si puedo sacarme de la manga alguna historia que necesite ser contada.

Sin más preámbulos ni dilaciones vamos a ver quĂ© nos trae BĂ©cquer hoy: ... ¡AhĂ­ viene una Rima, la veo!




 RIMA XXIX

  Sobre la falda tenĂ­a 
    el libro abierto; 
en mi mejilla tocaban 
    sus rizos negros; 
no veĂ­amos letras 
    ninguno creo; 
mas guardábamos ambos 
    hondo silencio. 
¿Cuánto durĂł?  Ni aun entonces 
    pude saberlo. 
SĂłlo sĂ© que no se oĂ­a 
    más que el aliento, 
que apresurado escapaba 
    del labio seco. 
SĂłlo sĂ© que nos volvimos 
    los dos a un tiempo, 
y nuestros ojos se hallaron 
    ¡y sonĂł un beso!


   *
CreaciĂłn de Dante era el libro; 
    era su Infierno. 
Cuando a Ă©l bajamos los ojos, 
    yo dije trĂ©mulo: 
—¿Comprendes ya que un poema 
    cabe en un verso? 
Y ella respondiĂł encendida: 
    —¡Ya lo comprendo!





¿A que es bella? La rima 29 forma parte de las rimas del amor esperanzado. Para BĂ©cquer la poesĂ­a es belleza y el amor hacia una mujer hace que surja la poesĂ­a más bella y tierna, incluso siendo un sĂłlo verso: 'SĂ­, nos amamos' (un verso que ya veremos más adelante). El amor a una dama es el motor de su poesĂ­a, porque BĂ©cquer era un romántico, un poco tardĂ­o, pero lo era, y por antonomasia, es el romántico por excelencia. Como dirĂ­a BĂ©cquer a su amada: 'La poesĂ­a eres tĂş' (otro verso que veremos más adelante). Ya sĂ© que muchos no entenderĂ©is lo que es leer a este (y perdĂłn por el lenguaje coloquial) pedazo escritor. Sus rimas perduran siglos y siglos... ¿SabĂ©is lo que es morirse sabiendo que dejas un rastro imborrable? Me encantarĂ­a poder crear mi propio rastro, mis propias huellas, por eso escribo, quiero algĂşn dĂ­a, llegar a crear algo de lo que realmente me sienta orgullosa, el escrito que mejor me describa a mĂ­, porque a BĂ©cquer sus rimas le delatan, nos dicen mucho de Ă©l. Sus versos son pensamientos, sentimientos, rasgos, inquietudes, miedos... nos dicen mucho de Ă©l. AsĂ­ que quiero escribir, quiero hacerlo porque lo necesito, es como una fuerza inexplicable que me lo pide a gritos, que necesita que escriba. Yo lo hago, para regocijarme (gozar) con mis escritos. Y espero que una mĂ­nima parte de vosotros tambiĂ©n lo haga mientras lee mis textos al igual que uno cuando lee Dante (otro gran escritor que voy a comentar). Os dejo ya con una pequeña cita de Dante en su gran obra: La Divina Commedia.

La bocca mi baciò tutto tremante. 'Mi boca besaba temblando'
Dante, Commedia, Inf., V., 136.

Buenas noches, Pequeños lectores.
4 d’oct. 2013
¡Buenas tardes anaranjadas con lluvia!

SĂ­, y es que el tiempo invita a pensar y a escribir. Quiero informaros de que LHDH4 está en camino y por quĂ© no empezar a pensar en crear nuevas historias más grandes que un post... 

Hoy el post es un poco conmovedor, verĂ©is, este post lo dedico a muuuucha gente, sobre todo a los de un club a quienes les quiero mucho y lo están pasando muy mal. Se trata de hablar sobre los que, de un dĂ­a para otro, (sin previo aviso normalmente) se van, es decir, fallecen. Espero que muchos de los que me leáis no hayáis perdido aĂşn a ningĂşn conocido y es que cuando se van, se van para siempre. Estos dĂ­as he visto por las redes sociales que habĂ­a muerto una chica del club antes mencionado, y es que señores, llevan unos años realmente malos, no han perdido solamente a una persona en menos de cuatro años, no. Yo solamente conocĂ­a a dos de ellas y, la verdad, me supo muy mal porque como ya he dicho antes, se van sin avisar, y eso duele siempre. De un dĂ­a para otro pueden suceder todo lo impensable. Quiero que sepan que me uno a ellos, conozco a los chicos y chicas de este club, competĂ­a con ellos y, como tambiĂ©n sĂ© lo que es perder a alguien, me uno a ellos. SĂ© que cuesta creerlo, sĂ© que cuesta no pensar ahora (y más adelante) en lo que podrĂ­ais haber hecho, sus objetivos no cumplidos, sus sueños, la vida que hubiera tenido, los hijos que no tendrá, los amigos que no conocerá... hay tantas cosas que pensar sobre esto que es imposible no llorar al hacerlo, ¿verdad? Sin embargo, poco a poco, irĂ©is viendo lo mucho que ha dejado a su alrededor, lo mucho que os a llegado y habĂ©is llegado a querer a esa persona, lo mucho que habĂ©is reĂ­do a su lado, y por quĂ© no, llorado tambiĂ©n, sus sonrisas, sus enfados, sus defectos y sus virtudes... habrĂ©is conocido a una gran persona, de esto estoy segura, y cuando se va, hace falta verlo asĂ­, tĂş has tenido la GRAN SUERTE de conocer una persona que cuando se va te sientes vacĂ­a... ¿Por quĂ©? Porque os ha enseñado mucho, habĂ©is disfrutado con Ă©l/ella, habĂ©is apreciado detalles que sin Ă©l o ella no sabrĂ­ais apreciar y habĂ©is conocido a un mundo diferente al vuestro junto a esta persona. ¿Os dáis cuenta que al final habĂ©is ganado más que perdido? ¿No creĂ©is que hubiera sido peor perderos todo lo que habĂ©is compartido con esta persona? Ahora quizá os costará creerme, os costará apreciar lo que os digo, pero, leed esto otra vez despuĂ©s de un tiempo (el que creáis suficiente) y lo verĂ©is como yo lo veo ahora. No podemos cambiar el tiempo, no podemos volver al pasado, no podemos cambiarlo porque esto significarĂ­a cambiarlo todo... TenĂ©is que seguir para poder escribir vuestro futuro, con otra gente y con los que no están, porque, aunque no lo parezca están contigo en todas vuestras decisiones, vuestros pensamientos, vuestras acciones... SabĂ©dlo, amigos, estarán en nosotros si nosotros no los olvidamos y asĂ­ hasta que sean recordados. El camino no puede ser más difĂ­cil, pero seguid igualmente, sĂłlo hay esta opciĂłn, si te quedas y no sigues caminando, mueres tĂş tambiĂ©n, asĂ­ que seguid caminando y paraos sĂłlo para mirar hacia atrás ver todo lo que habĂ©is hecho y SONREĂŤR con orgullo.

Buenas tardes lluviosas,

Crivi
26 de set. 2013
Buenas tardes a todos,

Me propuse hacer un post literario y que solamente fuese para historias o algunas de mis reflexiones. Pues bien, hoy voy a romper la "promesa", pero para algo importante, ¿recordáis las tĂ­picas excepciones que las reglas ortográficas tienen? Pues este post será la excepciĂłn que confirma la regla de mi blog. Primero de todo os explicarĂ© el porquĂ© de solo un blog literario: soy nadadora y hace ya un tiempo que estoy nadando. Como esto me ocupa bastante tiempo, quise hacer un blog Ăşnicamente literario para poderme evadir de mis rutinas, no solamente de la nataciĂłn (que eso no quiere decir que no me guste) sino de todo el dĂ­a a dĂ­a, estudios incluĂ­dos. Esta idea surgiĂł de la necesidad de expresarme, y si mal no recuerdo, todos los blogs sirven para expresarse de algĂşn modo u otro, asĂ­ que, me lo hice y lo diseñé. En resumen, este es MI espacio y me gusta compartirlo (evidentemente hay algunas cosas que no comparto por razones obvias).

Vamos al grano. Hoy he hecho un cambio. En mi vida deportiva y quizá tambiĂ©n cambie algo en mi vida personal. Nunca se sabe quĂ© hay detrás de una puerta desconocida cuando la abres, ¿verdad? Me he cambiado de club. Mi club original, el de siempre, mi lugar de origen... es el Vic-etb. Llevo bastantes años nadando junto a este club, aun asĂ­, las razones que me han llevado a esta decisiĂłn no han tenido nada que ver con el club en sĂ­. Porque, amigos mĂ­os, cuando uno decide algo importante debe guiarse por sus propios objetivos o metas y nunca debe dejar de hacer algo que le guste por alguien (salvo excepciones, claro). Al fin y al cabo, las decisiones las toma UNO MISMO. No voy a enrollarme ni explicarme, porque creo (y eso espero), que mis amigos nadadores tanto del Vic como de otros lados entienden por quĂ© me cambio, y si alguien no lo entiende, ya se lo explicarĂ© claramente. SĂłlo digo que uno debe ir creciendo, y parar crecer, hay que hacer cambios. Si quieres seguir formándote cĂłmo tal deberás hacer cambios, los sedentarios en una misma rutina son aquellos que nunca evolucionan y nunca pueden llegar a ver más lejos de su realidad. ¿Acaso es malo querer cambiar? Yo pienso que no. Conocer gente nueva, tener un equipo con otros objetivos, poder competir en otras competiciones, poder aprender nuevos valores, difrutar igual que siempre de la nataciĂłn... ¿Acaso es malo? Quiero que todos sepáis que si me equivoco, pues me doy con la pared y aprendo del error. No obstante, pienso que me lo he pensado suficientemente bien como para asegurarme de no meter la pata.

Finalmente, (y esta vez dejarĂ© lo más importante para el final) quiero agradecer el trato que he tenido y voy a seguir teniendo en el club Vic-etb. Un club que es una gran familia aunque algunos "hijos" se hayan ido hacia caminos distintos, una familia que viene rejuvenecida desde abajo y que le deseo lo mejor y, sobre todo, que crezca con los mismos valores y actitudes con las que yo crecĂ­. Solamente pido que las generaciones futuras sepan disfrutar lo que tienen porque yo ya lo he hecho. No hace falta que diga que no os voy a dejar del todo porque, pese a todo, soy de Vic y el club lo tengo a 3min. Voy a venir a molestaros. ¡Os quiero mucho!

Sin embargo, tampoco puedo irme sin manifestar mi ilusiĂłn hacia mi nuevo club: el Sant Andreu. Quiero aportar mucho y aprender mucho de vosotros. Voy a darlo todo como siempre y a disfrutar de la nataciĂłn desde otro punto de vista. A todos vosotros... ¡Nos vemos!

Buenas tardes (noches) a todos!

Siempre vuestra,
 ChipirĂłn!

9 de set. 2013
Hoy, os dejo con un tema sensiblĂłn, muy tĂ­pico, pero que siempre gusta a todo el mundo (con excepciones, claro). ¡Buenas noches Chipirones!


- Espera, por favor - suspirĂł, al fin, la chica - Tengo que decirte algo muy importante para mĂ­. Tengo que decĂ­rtelo.

El chico se girĂł lentamente y dirigiĂł su mirada en los ojos de la chica. TenĂ­a que irse, pero querĂ­a saber aquello tan importante que parecĂ­a corroer por dentro a la chica.

- Adelante, te escucho - y la mirĂł muy atentamente.

- Hace más de año y medio que estoy enamorada de ti - lo miró a los ojos después de tanto tiempo evitándolos y volvió a recordar... - No digas nada, déjame acabar y explicarme. Quizá pensarás que soy una covarde, o quizá pienses que no he tenido suficiente valor para decírtelo, y, de algún modo, será así. Solamente quiero que sepas que llevo año y medio pensando en ti; soñando en ti; callándome para escuchar tu voz una vez más; mirándote fíjamente durante largos minutos; sonriéndote con vergüenza las veces que nuestras miradas se cruzaron; construyendo a mi alrededor un sueño en el que tú y yo éramos eternos protagonistas... Sin embargo, muchas veces, la inseguridad venía a mí, veía cómo te acercabas a aquella chica y como la mirabas, puede qeu tan sólo fueran imaginaciones propias de una enamorada... - la chica hizo una pequeña pausa para volverle a mirar, esta vez, con lágrimas en los ojos - Sé que si me dices que no, que nunca me has querido como yo a ti, que el sentimiento que tanto me ardía dentro no era recíproco, no nos volveremos a ver, y yo, por fin, podré respirar por haberte confesado lo que más recónditamente guardé. Lo guardé por miedo, miedo a las concecuencias. Si, por otro lado, me dijeses que sí, que tú también esás sintiendo lo mismo que yo, hoy habré cometido el más grande error de mi vida, pero aún peor hubiese sido callarme todo lo que residía en mí, me hubiese amargado y maldecido todos los días pensando en cómo te lo podría haber dicho, cómo podría haber dicho todo esto con un simple: te quiero...
6 de set. 2013
Por fin aquĂ­, en mi lugar.

Buenas noches,

Hoy he visto una cosa que me hace pensar... quizá dos. Completamente distintas. La primera es algo muy cotidiano, la otra quizá demasiada cotidiana y a la vez inevitable, pero se intenta no hablar de ella. La primera viene a ser actual y hoy en dĂ­a se acentĂşa. ¿Cuánta gente no podrá estudiar este año por falta de diner? ¿Lo sabĂ©is? ¿Acaso sabĂ©is realmente cuánta gente se queda sin unos estudios, sin algo con que crecer y aprender? Pues unos 10.000 más o menos (y seguro que son más). Quizá estĂ© la soluciĂłn del cáncer en uno de estos chicos y chicas, quizá el best-seller más leĂ­do en España estĂ© allĂ­, quizá el mejor cirujano, puede que incluso un presidente (aunque esperemos diferente de los que hemos tenido) o puede que buenos profesores estĂ©n esperando enseñar aquello de que se les priva... Puede todo estar aquĂ­, ¿por quĂ© no? Y lo que venga, que va a venir, se va a encontrar en la misma situaciĂłn y eso perjudica mucho a la larga. ¿Pero, a quiĂ©n le interesa ahora la educaciĂłn? ¿A Wert? (Risas) Ya me perdonarĂ©is pero con este ministro, de momento, todo lo que se puede hacer en este paĂ­s es ir haciendo pasos hacia atrás. Hasta que lleguemos, por quĂ© no, a la edad medieval, o más lejos, al paleolĂ­tico si hace falta. Hay gente que no parece ser homo sapiens. Hay gente que viene sin haber evolucionado, lo que pasa es que mucha gente no los reconoce.

La segunda cosa (y que me inspira para escribir una nueva historia) es de ámbito sentimental (asĂ­ que los que dudan del sentimentalismo -escĂ©pticos- podĂ©is huir a tiempo). Se trata de un sentimiento palpable a todas horas, se nota, y, desgraciadamente, es uno de los más fuertes. El amor no correspondido. Hay mucha gente que piensa que va a encontrar a alguien, y lo encuentra. Pero a veces, este alguien, no se fija en Ă©l o ella, o nunca acaban encontrándose del todo. Es algo que no se puede evitar, siempre está ahĂ­, y la gente lo evita. ¿Cuántas personas deben sentirlo ahora mismo? ¿Son felices o sĂłlo lo parecen? Contra esto no se puede hacer gran cosa, o uno se declara ante su amor (y se arriesga a tener "suerte" o no) o, por otro lado, nunca se atreve uno a declararse y se amarga y asĂ­ seguirá hasta que un dĂ­a consiga olvidar... Olvidar. Esta gran palabra que mucha gente intenta conseguir. Y es que olvidar no es una simple palabra. Abarca recuerdos, sentimientos, miradas, sueños, expectativas, retos... Es  muy difĂ­cil olvidar. Es imposible olvidarlo todo porque pequeñas partes de este todo siempre quedan en  nuestra mente. Raros son los casos en los que alguien lo consigue. A veces, olvidar una parte es suficiente. Improbable es, pues, olvidarlo todo.

Os dejo, después de unas largas vacaciones, vuelvo a escribir, y escribiré mejor.

Buenas noches.
8 d’ag. 2013
Buenas noches a todos!
Por fin he podido escribir! HacĂ­a mucho tiempo que no podĂ­a hacerlo porque he tenido algunas concentraciones y no he podido escribir nada. Sin embargo, hoy, me ha pasado una cosa que debo explicar para que algunos se pongan en situaciones que parecen casi imposibles pero que, muy raramente, se producen.

Para empezar este post os voy a introducir el por qué ver eso me ha hecho pensar tanto. Hace unos años con mi amiga hicimos un trabajo en clase sobre enfermedades muy raras, de aquellas que se manifiestan una entre diez mil o incluso entre un millón de posibilidades. En pocas palabras: Es casi imposible, muy improbable o raro que alguien las manifiesta. Al ser tan raras los científicos tampoco han podido estudiarlas y aún muchas de estas enfermedades no tienen ninguna cura y pocas tienen algún tratamiento que alivie algunos de los símptomas. Generalmente, estas enfermedades son bastante graves y, por lo tanto, la esperanza de vida de los que las padecen no es muy longeva.

Volviendo al tema. Hoy, estando en el aeropuerto, he reconocido enseguida una de estas enfermedades. Y es que, siendo tan imposibles de manifestarse, uno nunca se espera que lo llegue a ver en directo. Estábamos justamente mi amiga (la del trabajo) y yo, cuando lo he visto. Un niño de aproximadamente unos cinco años padecĂ­a una enfermedad llamada: Progeria de Hutchinson-Gilford. Es una enfermedad caracterizada por una marcada vejez prematura. Desde el feto ya dan señales de padecerla y cuando nacen tienen unas facciones reconocibles. Acaban muriendo de enfermedades tĂ­picas de la vejez como la artrosis, enfermedades coronarias o obstrucciĂłn de las arterias y enfermedades degenerativas. Su esperanza de vida ronda los 12-13 años. 

¿Y en quĂ© piensas cuando sabes todo esto y te encuentras a un niño asĂ­? TenĂ­a una hermana más pequeña que Ă©l. Se veĂ­a que la querĂ­a un montĂłn, se percibĂ­a un amor desbordante. ¿ Y cĂłmo podrá darle su amor a esta pequeña hermanita dentre de diez años? El niño va a morir por mucho que podamos intentar aliviar sus complicaciones. Esta hermanita nunca podrá ver cĂłmo su hermano se hace mayor y crece y vive la vida. Y el niño, parecĂ­a tan feliz... Su madre le protegĂ­a con suma  delicadeza, le sonreĂ­a y le daba todo lo posible que se puede dar a un chico de esta edad y más. SĂ­, se puede pensar en todo lo que se va a perder, tambiĂ©n  en los que van a perderlo, pero su felicidad al verlo jugar con su hermana, la alegrĂ­a con que iba a besar a su madre, el cuidado que tenĂ­a con su hermana y esta eterna sonrisa que no se separaba de Ă©l... ESTO es lo que se va a recordar del niño, esto es lo que voy a recordar yo tambiĂ©n. Aunque sĂ© que nunca nadie de su familia podrá ver este texto dedicado a Ă©l sĂ© que estoy haciendo que mucha gente piense en lo que de verdad importa, en lo que de verdad tienen y han de cuidar y en lo que se tiene que apreciar de verdad. A veces, (¡quĂ© digo a veces!) SIEMPRE hay que disfrutar de los buenos momentos y de apreciar los pequeños o pocos momentos de felicidad, ESTO es vivir.

Disfrutad y buenas noches!

Crivi
8 de jul. 2013
Bona nit a tots!

Avui, us presento un nou escrit. Bé, això de nou, no és del tot cert. Fa més de tres mesos que el tinc escrit esperant el seu moment. Finalment, al cap d'esperar tant, he decidit que avui és el seu dia. Vaig anunciar pel twitter fa dos dies que faria un post. Doncs bé, em vaig deixar l'ordinador a casa intencionadament per així poder estar a casa amb la meva família sense haver d'estar pendent de res més. La història que sortirà avui, ho farà també demà en castellà perquè tothom pugui gaudir de la seva lectura, la primícia en català, que és com la vaig crear. Aquí la teniu, sobre la guerra civil se n'han fet moltes, però cap com aquesta.

Caos.
P
er tot arreu la gent corre i fuig de l’ombra que les bombes i els trets creen al seu voltant. Nens i nens que no sĂłn tan nens es desfan entre llĂ grimes perquè no entenen el que estĂ  passant. Un grup de persones esporuguides busca refugi per no ser caçat pel llop famolenc de la guerra. Entre els carrers estrets de la ciutat albiren un refugi i s’hi llancen. La nova escomesa de trets fa caure, abatuts, a tres. Els altres, com si el vent els fuetegĂ©s, corren fins al refugi deixant enrere als seus companys i les Ăşltimes forces que els restaven. Tanquen la porta abans no arribi una altre escomesa que Ă©s llançada amb fĂşria contra els resistents. Durant cinc minuts infernals, un roig encès ocupa el cel de la ciutat i les grans rĂ fegues de trets tallen el buit xiulant de rĂ bia. Passat un temps eternament llarg, la calma i el silenci es fan amos i senyors de la ciutat, sĂłn les onze de la nit tocades i, per fi, un moment de relativa tranquil·litat va desdibuixant-se lentament. Dins les cases, silenci. Dins els refugis tambĂ©. A fora, una fetor a sang fresca i a mort acaricia les façanes de les cases despullades que ensenyen les seves entranyes.
A
l refugi la gent no es coneix, ningĂş troba la seva famĂ­lia i els pocs que conserven la seva no gosen sortir per rebutjar als falangistes. Però les provisions que hi ha als refugis s’estan esgotant massa de pressa. Es miren tots aterrats i mentre van passant els minuts com lloses, lentament, el grup reduĂŻt de persones va caient en un son que no trigarĂ  a trencar-se.
U
n nen que no aconsegueix dormir ni descansar els seus cansats mĂşsculs obre els ulls enmig de la penombra de l’estĂ ncia. S’aixeca pausadament del lloc on s’estava i va cercant a les palpentes les escales que donen al carrer. Els seus dits toquen l’arrogant tacte del ferro rovellat del mĂ nec de la trapa. Recolza l’orella en els taulons de fusta humida i intenta captar soroll de trets. Ni un. Decideix obrir la trapa per sortir a l’exterior però el candau que protegeix l’entrada del refugi l’impedeix d’obrir. Forceja amb la porta a debades i, finalment, es disposa a deixar l’inĂştil batalla entre ell i el candau. Mentre baixa les escales, entreveu una silueta que a causa de l’enrenou s’ha desvetllat. És un home corpulent, de cara ampla i mentĂł prominent. El mira amb recança. El noi, sentint-se atrapat, es disculpa del seu ingenu intent i es dirigeix altre cop al seu racĂł on torna a intentar somiar despert.
E
l soroll estrident de l’alarma desperta a tot el grup d’una revolada. A fora torna a esclatar l’escenari bel·licĂłs amb mĂ©s força que abans. Una dona gran comença a plorar incansablement, l’home corpulent l’abraça i tots dos es fonen en una abraçada consolant-se mĂştuament. Un altre home, esprimatxat i amb cara de pocs amics obre el candau per observar el panorama exterior. Els ‘nacionales’ s’han amagat dues cantonades enllĂ  però el telĂł negre de la fosca nit els cobreix. El nen, espantant surt esperitat cap a la trapa, l’obre i surt corrents. La seva cara desfigurada de terror empal·lideix de cop i el cos inert del jove cau. Ni tan sols l’altre gent del grup ha tingut l’oportunitat d’escoltar la pluja de plata que ha cosit el nen. El cos queda a terra i la sang brolla com si d’una font es tractĂ©s, la lluna vetlla el jove sense vida. La dona que abans plorava cau a terra i s’agafa les mans, se les duu a la cara i deixa anar un udol a la mitjanit com un llop ferit. Alguns ploren silenciosament com si els fes por perdre una llĂ grima mĂ©s, d’altres miren fredament l’escena de la vella però n’hi ha d’altres que simplement no fan res, i es resignen a la sort que la Guerra els ha donat.
H
an passat trenta minuts des que el nen ha mort i una noia jove qui ha aconseguit retrobar-se amb el seu enamorat sent que li rugeix la panxa. RĂ pidament tots s’adonen que tenen una gana voraç mentre, de fons, se sent una orquestra d’estĂłmacs que pidolen menjar. Alguns voluntaris s’ofereixen per anar escales avall al magatzem i mirar si hi ha algunes queviures per poder menjar. L’home corpulent, seguit de dos mĂ©s baixen.
U
n fort corrent d’aire sorgeix entre la penombra del refugi. Tot seguit, una penetrant olor a resclosit i a humitat inunden tota la cambra. Quasi no es pot respirar. Els tres homes es disposen a baixar les escales en direcciĂł al magatzem. Palpen la barana de les escales i van guiant-se fins l’Ăşltim esglaĂł, que culmina amb un fort cop de fusta podrida. La pudor a humitat encara es fa mĂ©s intensa i els homes, avançant a ulls clucs, arriben a una paret plena de fongs i molsa que l’entapissen. L’home corpulent els diu als altres que busquin algun moble o qualsevol caixa per mirar si contĂ© menjar. Els tres homes, per separat, van resseguint la sala. De cop, un dels homes topa amb un armari. El palpa en busca de la porta i toca alguna cosa llefiscosa abans d’obrir el pany. L’objecte estrany cau a terra amb un soroll esmorteĂŻt per un coixĂ­ d’un verd florit. El soroll fa eriçar els pèls de punta als tres homes. Un dels homes s’acosta i s’ajup per esbrinar què Ă©s allò que ha caigut. Quasi instantĂ niament deixa anar l’objecte que cau altre cop, amb un fort estrident, trencat amb diversos fragments. Els altres es pregunten el perquè d’aquella estranya reacciĂł, i quan a la fi comprenen el què els diu l’home, entenen que el què havia tocat era una calavera humana, una calavera recent, foradada per la humitat i devorada per les rates.
A
 dalt, l’espera es fa eterna i alguns ja no poden aguantar gaire mĂ©s. La dona vella que abans plorava estĂ  quieta i no diu res. L’home esprimatxat s’acosta sigil·losament cap a ella i fa un pas enrere, espantat. El lleu contacte gèlid de la mĂ  de l’anciana li confirma que el seu dèbil pols ha deixat d’escoltar-se. NingĂş mĂ©s ha notat l’absència de la vella i l’home torna al seu lloc, vigilant la trapa. Mentrestant a fora Ă©s a punt d’esclatar un nou dia llarg i dur.
U
n nen amb la seva mare sĂłn perseguits pels ‘nacionales’. La mare tĂ© el fill agafat de la mĂ  i corren esmunyint-se entre els carrers laberĂ­ntics de la ciutat. Giren a la dreta per esquivar un altre grup de la repressiĂł que en veure’ls, inicia la seva persecuciĂł contra els dos individus. El nen no sent les cames del mal que li fan però no es rendeix, no obstant, la mare, feble i desnodrida, cau a terra sense poder-se aixecar. El nen s’atura i intenta agafar a la mare i endur-se-la fora de perill. La lluentor del sol es reflecteix en el fusell. Un tret. La mare veu com el seu fill cau a terra com un plom. El forat de la bala es deixa veure a travĂ©s del crani i abans que la sang comenci a brollar el segon tret mata a la mare i els dos queden estesos a terra enmig d’un mar vermell que oneja al mig del carrer brillant, incandescent, per la llum del sol.
E
l neguit es fa visible entre els tres homes que, desprĂ©s del dur encontre amb la calavera, s’ha apoderat d’ells. Finalment, un fica la mĂ  dins l’armari obert i desprĂ©s de remenar fins el fons treu quatre pomes mig podrides i les guarda. Torna a ficar-hi, aquest cop les dues mans, i en treu cinc mĂ©s amb una ampolla d’un lĂ­quid que sembla aigua. Dins l’armari res mĂ©s, nomĂ©s restes de menjar i alguna rata morta. Mentre acaben d’escorcollar el rebost, un dels altres homes troba un tros de pa dur com una roca, dos bulls i algunes taronges. Els tres homes surten del rebost i pugen a dalt, on Ă©s tot el grup, per poder racionar les petites provisions que els queden.
Q
uan pugen les escales sembla que un vel d’un terrible silenci fĂşnebre cobreixi tota la cambra. NingĂş parla, però ningĂş dorm tret del nen petit que es recolza en el pit de la seva mare. Tothom mira a banda i banda buscant d’alguna manera ser invisibles dins aquest mĂłn, deixar esvair-se com la pols al bufar el vent. Un tro els desperta a tots de cop, el dia ha començat amb una brandada de cops i trets, a fora rebels i feixistes, es destapen en un duel cruent i sanguinari. El nen petit comença a plorar. D’una revolada la mare li tapa la boqueta impedint que el nen emeti cap gemec mĂ©s. Tots resten en silenci pregant perquè els ‘rojos’, que semblen estar molt a prop, no hagin escoltat el bram de la criatura. Passats els angoixants minuts, els homes racionen el menjar donant prioritat als joves i ancians. Quan un d’ells s’apropa a la vella, percep que la vella ja Ă©s en altre mĂłn i, acuradament, agafa el cos i el deixa en un racĂł apartat, li fa una senya en senyal de pregĂ ria i s’oblida d’ell tal i com la guerra deixa rere seu rastres anònims.
D
urant tota la tarda s’han estat escoltant pistoles i fusells que deixaven sortir trets carregats de dolor i rĂ bia. Quan finalment sembla que a fora hi ha una treva, un dels homes decideix muntar un grup per anar a buscar provisions perquè de les que disposaven, algunes no s’han pogut aprofitar degut al seu mal estat. L’home pregunta al reduĂŻt grup de gent qui vol acompanyar-lo. Unes mans esporuguides i disperses sorgeixen entre la foscor. L’home corpulent, l’esprimatxat, un altre de cos atlètic i el jove que tĂ© la seva estimada al seu costat, s’ofereixen voluntaris per la perillosa missiĂł. La noia intenta convèncer al seu enamorat perquè es quedi amb ella fora de perill, dins el refugi. Plorant, la noia veu que em debades estĂ  intentant que es quedi el seu estimat i sense que sigui vist, el noi deixa anar llĂ grimes de dolor, un dolor que li diu que serĂ  l’Ăşltima vegada que veurĂ  la seva nòvia. Decideix acostar-s’hi, li fa un petĂł, llarg, cĂ lid i ple d’amarga esperança. Finalment, el noi desfĂ  l’encanteri d’aquell bes, i el segella per sempre mĂ©s en els llavis de la seva amada, humits per les llĂ grimes salades que no paren de lliscar per la seva cara.
E
ls quatre homes es disposen a marxar quan la mitjanit cau sobre la ciutat, nomĂ©s amb la protecciĂł d’un antic fusell i un revòlver amb quatre bales que han pogut reunir dins el refugi.
E
nmig de la negra nit uns soldats feixistes veuen sortir un petit grup d’homes d’una trapa del costat d’una casa en ruĂŻnes. El grup de feixistes es divideix en dos, uns quants decideixen seguir des de molt a prop als individus, que sembla que van armats d’armes però tambĂ© de por. Cinc se’n van del grup sense vacil·lar i com les ombres dels propis quatre homes del refugi els segueixen entre els carrers de cases dansaires. Onze homes es queden, per vigilar el refugi. Decidiran atacar a ple trenc d’alba, quan la ciutat i els resistents tot just es despertin, endormiscats enmig de la boira matinera.
E
l sol encara no ha sortit i els onze homes, ja armats i preparats corren en direcciĂł al suposat refugi d’on van sortir els quatre homes. Xiuxiuegen paraules i ordres intel·ligibles entre ells. Al cap d’unes quantes discussions un mĂ©s jove, d’uns dinou anys agafa un fusell de combat i apunta cap a la trapa. Una rĂ fega de trets forada la trapa deixant entreveure una cambra en completa penombra. Els soldats entren rĂ pidament a dintre creant un escenari caòtic.
E
ls crits del nen petit se senten sonorament entre tots els carrers fuetejant l’aire com una melodia infernal. Els tres homes del refugi, lligats de mans i peus, caminen cap al refugi. Els cinc ‘nacionales’ els tenen immobilitzats de mans i peus perquè no fugin corrents. Tenen les cares desfigurades per l’intensa lluita que han tingut durant la nit amb els cinc soldats. En falta un, l’home corpulent ja no hi Ă©s, un tret l’ha foradat a l’estĂłmac i ha mort dessagnat, al mig del carrer, en la nit mĂ©s obscura de la seva vida. Cauen llĂ grimes de resignaciĂł, resignaciĂł al saber que serĂ  la fi de la seva vida. Els tres homes cada vegada s’acosten mĂ©s al seu final escrit en sang.
E
ls trets i els plors del nen desperten tots els refugiats d’un salt. De cop, el caos s’apodera de tot i els homes, quasi una dotzena, baixen per les escales i redueixen el personal en un tres i no res. NomĂ©s quedaven dues dones, el nen petit i una parella gran, que no ofereixen gran resistència als soldats. Al cap d’uns minuts estan tots lligats de mans i peus, el nen ja no plora una bala de plata l’ha fet callar i la seva mare, encara trasbalsada, es troba en ple estat de xoc.
L
a llum enlluerna les pupil·les acostumades a la foscor dels refugiats. Els rajos del Sol entren sense pietat enmig del dia serè il·luminant l’escena. Els refugiats estan disposats en fila india. Els falangistes s’apropen a ells i els tapen el cap amb un tros de roba, impedint-los de veure el que succeirĂ . Les passes del general fan eco en tota la plaça. Desenes de soldats miren fredament l’escena. Uns remors s’escolten enmig de la gentada. Un crit autoritari fa callar tots els presents. Aixeca el dit i set sentinelles es posen a deu metres dels refugiats. Agafen els rifles, la meitat amb tremolor esporuguida, l’altre meitat amb una determinaciĂł que fa por de veure-la reflectida en els seus ulls. Un gest, una mirada. Els dos enamorats s’agafen la mĂ  enllaçant-se els dits. El matrimoni gran s’intenta mirar, però no veuen res mĂ©s que una bossa que els tapa la visiĂł. Els altres ploren. La mare ja no tĂ© res a perdre i intenta semblar segura de sĂ­ mateixa en aquell Ăşltim instant. Un altre gest. Els gallets es premen. Les bales surten en lĂ­nia recta cap al seu objectiu. Un, dos, tres, quatre...fins a set cossos cauen amb un cop sec al terra. Set rostres encara calents que miren amb els ulls buits una esperança que els ha fallat i es queden allĂ  a terra mentre els soldats es dispersen i se’n van, tot xiulant, sense mirar el rastre de mort que deixen rere seu, covards de veure l’autèntica atrocitat que han comès. Enmig de la plaça, les set històries sense nom. Les set històries sota un Sol d’infern.

2 de jul. 2013
Buenas noches,

Siempre escribiendo cosas esperadas, bonitas y quizá positivas... Pues hoy vamos a dar un toque de frialdad, miedo, agonĂ­a, sufrimiento dolor... Suena bien, ¿eh? Pues entonces preparaos por el escrito que hoy sale a la luz, o más bien, a la oscura noche a dar guerra. 

Guerra de la oscuridad

El vacío es amo y señor de mis más lejanas tierras.
El dolor, gotas frĂ­as que, poco a poco, caen salpicando mi interior
como sudor frĂ­o al despertar de una siniestra pesadilla.
Los cadáveres de mis recuerdos tirados son en un mar.
Un mar reluciente de agonizante sufrimiento
que destroza y desgarra lo poco que queda e intenta ser.
Lágrimas de luto pasean, lúgubres, por mi rostro adormecido.
Sentimientos desterrados, odiosos, piden ser.
Un puente de lo más negro hacia lo más puro
es derruido por un ejército enfermizo.
Ejército de las tinieblas que, a veces, se alza de noche, se ensancha.

Es eso: La guerra de la oscuridad.

¡Buenas noches a todos!
30 de juny 2013
Buenas noches, 
hoy para conciliar el sueño que tanto tarda a veces en llegar, os dejo la rima XXIV de Bécquer. Al leerla sentiréis que el sueño os embriaga poco a poco, dejando bellas imágenes en vuestras mentes, claro está que para eso, hay que entenderlo y leerlo atentamente. Mañana os escribo alguna pizca de mis textos, ahora que tendré más tiempo, espero dar lo mejor de mí con solamente las palabras, no necesito más. Os dejo, pues, con una rima pequeña y dulce, tratádla bien.

RIMA XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas
se aproximan y, al besarse,
forman una sola llama.

Dos notas que del laĂşd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan.

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata.

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y, al juntarse allá en el cielo,
forman una nube blanca.

Dos ideas que al par brotan;
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden;
eso son nuestras dos almas.



30 de maig 2013
Buenas noches!

Seguramente todos os habrĂ©is sentido hasta los topes, que no podĂ©is más, que por una vez, ya basta. Exacto, este sentimiento ¿a que en aquel momento lo tirarĂ­as todo por la borda y quizá asĂ­ pensarĂ­as que con esto ya es suficiente? Y si lo hacĂ©is... ¿de verdad os sentĂ­s mejor despuĂ©s? És muy comprensible que alguna vez muchos de nosotros lo hayáis hecho, pero la verdad es que uno no se siente mejor al tirar la toalla y dejar que sus problemas se lo "coman". Es fácil dejar de luchar y que nos aplasten, lo difĂ­cil es mantener la lucha y ganarla, ¿verdad? ¿Constancia, quizá? - No lo creo. Solamente es creer que se puede con todo a pesar que la mente diga lo contrario, hay que saber dar la vuelta a las cosas negativas, siempre hay algo, que por muy pequeño que sea, puede ser muy positivo. Es difĂ­cil, ¿para quĂ© os iba a engañar? AsĂ­ es. Pero cuando más frecuentemente se practica o se intenta, más posibilidades hay de ganar cada vez más la batalla, paso a paso, pero se consigue.

¿QuĂ© quiero yo sacar de esto? Simplemente, que lo pensĂ©is o os lo mirĂ©is o que pasĂ©is de todo, me da igual, yo ya tengo mi batalla, y seguramente no es la misma que la vuestra, asĂ­ que puede ser que mi estrategia no funcione y otra sea más efectiva. A veces, pasar de todo es lo más conveniente, sin embargo, ser ignorante tampoco aporta nada positivo. Un pelĂ­n de cada, serĂ­a la medida justa.

¿Un consejo? El mĂ­o es escribir, escribir todo lo que siento y no hay nada más paliativo para mi que escribir mis dudas, mis problemas y mis intenciones, no es malo.

El próximo post no será tan "pastel" o "plasta" com el de hoy, tengo nuevas ideas para escribir así que manos a la obra.