Swimming
Marina
"Sempre recordem allò que mai no ha succeït"
Dades personals
About
Marta González Crivillers. Swimmer. Vic.
Entradas Populares
-
Avui em fa il·lusió ensenyar-vos un escrit que tinc fet des que el meu pare ens va deixar a mi i a la meva família, està ple de sentiments...
-
Buenas tardes a todos, Me propuse hacer un post literario y que solamente fuese para historias o algunas de mis reflexiones. Pues bien,...
-
¡Buenas tardes anaranjadas con lluvia! Sí, y es que el tiempo invita a pensar y a escribir. Quiero informaros de que LHDH4 está en cami...
-
Hoy, os dejo con un tema sensiblón, muy típico, pero que siempre gusta a todo el mundo (con excepciones, claro). ¡Buenas noches Chipirones!...
-
Hoy es un día especial, unos celebran el Tió (en mi caso) y otros celebran nochebuena. Os prometí que hoy tocaba leer la segunda parte de La...
-
Ieeep! Sí, ja sóc aquí. Ho vaig dir, estava de campionats i també estava de setmana d'exàmens (això potser no ho vaig dir) així que el ...
-
¿Sabéis qué día es hoy? Un día cualquiera diréis muchos de vosotros. Pues no, para un enfermo de cáncer no es un día cualquiera. Es otro dí...
Labels
Blog Archive
-
►
2014
(9)
- ► de desembre (1)
- ► de setembre (2)
-
►
2013
(22)
- ► de desembre (2)
- ► de novembre (1)
- ► de setembre (3)
Followers
Blogger templates
Blogroll
Crivi. Amb la tecnologia de Blogger.
Blogger news
Blogroll
29 d’oct. 2012
Avui em fa il·lusió ensenyar-vos un escrit que tinc fet des que el meu pare ens va deixar a mi i a la meva família, està ple de sentiments així que també em costa molt publicar-lo, suposo que això és així perquè tinc la sensació que només és per a mi, però com que l'any passat ja el vaig presentar per St. Jordi, em veig en cor de publicar-lo. Espero que em guardeu aquest petit secret...
Hoy me hace ilusión enseñaros un escrito que tengo hecho desde que mi padre se fue y nos dejó a mí y a mi familia, está lleno de sentimientos así que también me cuesta mucho publicarlo porque tengo la sensación de que solamente es para mí, pero como el año pasado ya lo presenté por St. Jordi, supongo que me veo con ánimo de publicarlo. Espero que me guardéis este pequeño secreto.....
La habitación de hielo
Hay una
habitación, muy blanca, casi pura. Estoy sentada en un extremo de la
habitación. En el medio, mi padre. La habitación y mi padre. Solamente eso es
ahora mi mundo, mi vida. Mi padre no dice nada, no puede. Simplemente estoy allí
para estar con él, y aunque no me guste lo debo hacer.
Hay ciertas máquinas entre otros muchos obstáculos que impiden que yo ahora
mismo sea feliz estando con mi padre. Él y yo en una habitación y sin poder
decirnos nada. Es muy triste, lo sé, y cargo con ello. De hecho llevo cargando con
ello desde hace un año atrás. Pero ya queda poco. Tanto si yo quiero como si
no, esto acabará y luego nada más… sí, una incalculable tristeza que me desgarrará
por dentro cada noche y me quitará un sueño que no me devolverá jamás. Miro la
ventana. Hace un día estupendo, uno de estos días en los que tienes que salir y
disfrutar de ser feliz y libre. Y yo aquí, sentada en una silla muy cómoda pero
que al mismo tiempo odio profundamente. Me mata y no puedo aguantar ni un
segundo más sentada en ella, y al lado, mi querido padre. Nuestra habitación da
a la terraza de la primera planta. No hay nadie fuera, de hecho los que estamos
aquí no tenemos tiempo para estar fuera saboreando el día a día, no se nos
permite ni lo permitimos. Estamos en pleno verano, finales de julio, tendríamos
que estar todos en un país desconocido y extranjero o tropical, en un hotel o
pensión, ahora ya qué más da imaginar y soñar con lo imposible. Estaríamos allí
los cuatro, y me refiero a los cuatro juntos otra vez como antes, gozando de
unas buenas y merecidas vacaciones. Pero no me sobra el tiempo, me falta. Cruzaría
el espacio-tiempo para capturar este tiempo que no tengo, haría lo imposible
para agarrarme a lo que ya no es posible. Desearía volver atrás para sanar lo
que ahora ya es irreversible. En este preciso momento es cuando pienso en lo
que podríamos haber sido sin este suceso. Sobre todo en lo que hemos sido,
porque al fin y al cabo somos lo que hemos vivido, lo que hemos sufrido, amado,
sentido… somos todo. Abajo hay un parque, un lugar hermoso en medio de un
silencioso pero letal infierno, un lugar donde reflexionamos sobre nuestras
cosas, donde nos evadimos de nuestros pensamientos y nos camuflamos entre las
almas inconscientes que deambulan por este sitio. Las percibo. Si cierro los
ojos, siento oleadas que vienen y van sin sentido, suspendidas en el aire. Me
horroriza bastante pensar por qué están aquí todas estas almas sin rumbo. Es
escalofriante. Si miro el cielo, hoy más claro que nunca, puedo intentar
relajarme y darme un respiro, pero me es imposible estar relajada en estos
momentos.
Un sonido me
despierta de mi subconsciente. Viene de la puerta de cristal por donde se puede
acceder a la terraza. Un hombre un poco voluminoso se ha dado un golpe. Estaba
la puerta cerrada. Me imagino que no la habrá visto, también él sumido en sus
preocupaciones. Podría parecer gracioso en situaciones normales pero para mí
resulta algo irónico, dado la situación en la que me encuentro. No me río. Aunque
intentase esbozar una leve sonrisa, tengo la felicidad encerrada bajo llave muy
adentro y aún no sé dónde se encuentra, no puede salir. Me vuelvo a la
habitación, me entristece, y mucho. Hay un televisor, sin uso, porque aquí no
necesitamos para nada televisores ni siquiera radios. A quién le importa,
estando aquí, en una desolada habitación saber qué pasa en el país, si como
siempre terminan hablando de la crisis o de las guerras internacionales que no
dan tregua final.
Estoy aquí
desde hace veinte minutos y no me he fijado en cómo es realmente la habitación.
Al principio lo que más me atrae la atención es mi padre. Yace en una típica
cama de hospital con su mando para bajar y subir y mover la cama de unas formas
que pueden llegar a ser terriblemente incómodas. Me cuesta mucho describirlo.
Lloro por dentro y mi pobre corazón inundado no aguanta más y se desborda
dentro de mí. Se me entristecen los ojos y ya empiezan a llenárseme de dolor
que cae al vacío sin hacer ruido, estoy llorando. Me paro casi al instante, no
puedo hacer esto ahora, mi padre me siente aún, sabe que estoy aquí y no
puedo desvanecerme delante de él dejando
ver a la pobre chica asustada por lo que se avecina. No puedo permitir que me
vea así de mal, si estoy aquí para estar junto a él tengo que ser fuerte y
aguantar un poco más. Me seco las lágrimas y me vuelvo hacia mi padre. Está
sedado. Tiene un respirador que le ayuda a poder mantener este hilo de vida que
le queda y lucha por quedarse. A pesar del dolor que almaceno dentro, siento un
inmenso orgullo, estoy muy orgullosa de mi padre. No he visto que él haya dado nunca
un paso hacia atrás en este camino, ni un solo minuto, ni siquiera un solo
segundo. Dudo que él se dejara vencer tan fácilmente. Es un gran luchador y lo
será para siempre. Tiene la barriga hinchada y por las sábanas se deja ver un
fluido amarillento procedente del hígado. Sé que puede ser repugnante pensar
que de tu padre sale un asqueroso líquido, pero eso pasa cuando uno padece esta
enfermedad. Ahora, me asaltan muchos recuerdos…
-
¡Papá, papá!
¿Me puedes explicar qué son estas espadas curvas?
-
Hija mía,
estas espadas eran las armas que utilizaban los árabes y si no recuerdo mal, se
llaman cimitarras, pero ésta en concreto, se llama Saif.
-
¡Oh! Papá,
¿y las usaron para conquistarnos a nosotros?
-
Sí, pero
recuerda que estas espadas para ellos eran como un símbolo, simbolizaban a Alá
que era su Dios. Creo que he leído algún libro y creo que estas espadas no
fueron las únicas que utilizaron los árabes en nuestra conquista. Creo recordar
que había unas llamadas jinetas, que eran otro tipo de espadas pero con la hoja
recta y una empuñadura a veces de oro con pequeños detalles.
-
¡Cuánto
sabes, papá!, ¿algún día me podrás enseñar todo lo que sabes? Me gustaría poder
saber tanto y conocer muchas culturas e historias diferentes, conocer muchos
lugares y mitos. ¡Me gustaría algún día, ser como tú! ¡Te quiero mucho, papá!
-
Y yo también
a ti, hijita. Cuando seas mayor y puedas leer mis libros, sabrás casi tanto
como yo. Pero esto solo cuando seas mayor porque, si no, no podrás entenderlos,
te los guardaré para que un día, si tienes ganas de leerlos, te los leas todos
de una vez, ¡ya verás qué divertida puede ser la lectura!
-
¡Qué ganas
tengo de ser mayor! Yo, como tú, leeré mucho. Te lo prometo, papá.
Qué tiempos aquellos, ahora lo recuerdo con mayor fuerza. Creo que esta promesa,
la estoy cumpliendo papá. Estoy leyéndome muchos libros y me gustan mucho, y
cuando sea mayor seguro que voy a leer los tuyos.
No puede ser cierto lo que le está pasando a mi padre, no es justo. Cuando
lo veo sedado no puedo reprimir mis lágrimas. Es muy duro saber que no se va a
despertar jamás. ¡Y pensar que ayer me despedí de él sin que él lo supiera! Aún
recuerdo lo que nos dijeron los médicos, la fatal noticia que ya sabíamos desde
enero iba a cumplirse en breve. Lo sedaron para que no sufriese. Estos últimos
días han sido los más duros. La morfina puede llegar a ser terrible para
nuestro organismo. He visto como de golpe mi padre me decía que un hombre se
había tirado por el balcón y que mi prima llegaba con un pelo un poco
extravagante. Todas estas alucinaciones me han asustado un poco, sí. Que tu
padre te diga convencido totalmente de que ha visto una cosa irreal es un poco
extraño. He visto como mi padre se ponía a llorar sin ningún sentido aparente,
y como algo que le decías hacía que se derrumbase su mundo. He visto a mi padre
estar bien por la noche y estar desvanecido por la mañana. He visto como
lentamente se me iba yendo su ser…
Etiquetes de comentaris:
LA HABITACIÓN DE HIELO